Básicamente porque pedalear y la posición que llevamos sobre la bici no es natural para nosotros.
Hemos evolucionado para caminar y correr, no para pedalear. Ello hace que si vamos a pasar varias horas pedaleando sea necesario un análisis mínimo de la posición para tratar de conseguir una posición en la que vayamos cómodo y en la que nos aseguramos que todo el esfuerzo que hacemos para pedalear se traduce en aplicar fuerzas útiles sobre los pedales con la mínima fatiga.
Además de esto, la pedalada es un gesto cíclico (se repite miles de veces) de cadena cerrada, es decir, que siempre se repite de forma prácticamente igual, y por lo tanto, cualquier mejora por pequeña que sea se va a repetir en cada pedalada que realicemos.